Masaje tradicional tailandés

El Masaje Tailandés Tradicional es una terapia corporal que lleva a todo el organismo a un equilibrio físico y energético, y a un estado de profunda relajación.
Trabaja presionando puntos y líneas de energía utilizando los dedos, manos, brazos o pies, movilizando el cuerpo, estirándolo desde diferentes ángulos y con movimientos armónicos, para conseguir un profundo efecto terapéutico. Incorpora posturas de yoga pasivas que permiten recuperar la flexibilidad y alcanzar una relajación muy profunda. Contribuye a liberar las tensiones físicas y emocionales almacenadas en el cuerpo, que han podido ser provocadas por el estrés laboral, físico, mental… También es imprescindible una respiración suave, profunda y coordinada, buscando integrarlo todo en una danza sagrada, con movimientos fluidos y armoniosos.
Se basa en la teoría la energía vital que circula en el cuerpo a través de líneas energéticas sen. El masaje tailandés utiliza presiones en estas líneas para mover la energía que pudiera estar estancada, y así prevenir enfermedades. También mueve las diferentes partes del cuerpo, estirando los músculos como si fuera yoga pasivo.
Según sus principios los cuerpos físico, energético, mental, emocional y espiritual están conectados. Al realizar masaje tailandés estamos trabajando sobre el cuerpo físico, Annamaya Kosha, que tendrá un impacto directo sobre el cuerpo energético, Pranamaya Kosha, e indirectamente, en todos los demás, teniendo un efecto holístico y global.
Esta forma de trabajo corporal se realiza generalmente en el suelo, en un futón, con el paciente vestido con ropa cómoda que permite el movimiento.
Una sesión puede durar entre 60 y 120 minutos.
Generalmente durante una sesión se trabaja en las cuatro posturas anatómicas, decúbito supino, prono, lateral y sentado.
Se empieza desde los pies en dirección ascendente para estimular el retorno de la sangre al corazón, calentando el cuerpo progresivamente a nivel musculoarticular antes de realizar grandes movilizaciones.
A diferencia de los masajes convencionales, en el tailandés se usan tanto las manos, como los dedos, codos, antebrazos, pies, rodillas, piernas.
Combina diferentes técnicas y manipulaciones en forma de presiones y estiramientos con el objetivo de liberar tensiones del cuerpo y ayudar a que este se autorregule por sí solo, caracterizándose por ser un masaje fuerte, profundo e intenso pero en ningún caso debería ser doloroso.
Muchos de sus beneficios, entre otros, son:
Mejora la postura, al estirar la musculatura y movilizar la columna en sus cuatro movimientos.
Activa el sistema linfático.
Incrementa la flexibilidad de la musculatura, fortalece los ligamentos y tendones.
Mejora el riego sanguíneo.
Regula los estados de ánimo, armonizando la conexión entre cuerpo, mente y alma.
Fortalece el sistema inmunológico.
Disminuye el estrés. Aportando un alto grado de relajación.
Disminuye el insomnio, ansiedad, fatiga...
Mejora la capacidad respiratoria.
Aumenta la vitalidad y mejora el flujo natural de la energía.
Favorece la paz interior y una mente en calma.
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